Performance
Institute Of Education, Londres, Mayo 2010
Éste performance trata sobre la incertidumbre que los seres humanos viven cuando se sienten atrapados dentro de un mundo de múltiples posibilidades. Aunque parezca contradictorio, la restricción y el encarcelamiento no nada más son acciones impuestas por Instituciones o por personajes externos a nosotros, sino también pueden ser acciones impuestas por nosotros mismos.
Al confrontar el miedo y por medio de la educación podemos alcanzar la libertad, que nos permite entender la diferencia y lo desconocido, elementos que generalmente son generadores de conductas intolerantes. La intolerancia en la mayoría de los casos proviene de la falta de conocimiento. El aprender nos hace entender lo diferente y por lo tanto nos hace sentir menos amenazados por ello.
A través de ésta pieza de performance quiero mostrar como algunas de las más tremendas sensaciones de encierro y encarcelamiento pueden provenir de nuestra mente y nuestro cuerpo. Está en nosotros y en nuestra sociedad el dejar de esconder y desatender a las enfermedades mentales. Al aceptarlas podemos ayudar a las personas que las padecen así como construir una mejor manera de vivir para todos. Las estadísticas actuales nos muestran como seis de cada diez personas padecen algún tipo de desorden mental, así como la depresión se ha convertido en la enfermedad número uno de nuestro tiempo.
Al confrontar el miedo y por medio de la educación podemos alcanzar la libertad, que nos permite entender la diferencia y lo desconocido, elementos que generalmente son generadores de conductas intolerantes. La intolerancia en la mayoría de los casos proviene de la falta de conocimiento. El aprender nos hace entender lo diferente y por lo tanto nos hace sentir menos amenazados por ello.
A través de ésta pieza de performance quiero mostrar como algunas de las más tremendas sensaciones de encierro y encarcelamiento pueden provenir de nuestra mente y nuestro cuerpo. Está en nosotros y en nuestra sociedad el dejar de esconder y desatender a las enfermedades mentales. Al aceptarlas podemos ayudar a las personas que las padecen así como construir una mejor manera de vivir para todos. Las estadísticas actuales nos muestran como seis de cada diez personas padecen algún tipo de desorden mental, así como la depresión se ha convertido en la enfermedad número uno de nuestro tiempo.